jueves, 28 de julio de 2011

¡ESPAÑOLES! ¡ARIZAGA HA MUERTO!

El hombre de excepción que ante Dios y ante la Historia asumió la inmensa responsabilidad del más exigente y sacrificado servicio a Tussam ha entregado su vida, quemada día a día, hora a hora, en el cumplimiento de una misión trascendental. Yo sé que en estos momentos mi voz os llegará entrecortada y confundida por el murmullo de vuestros sollozos y de vuestras plegarias. Es natural: es el llanto de los trabajadores de Tussam, que sienten como nunca la angustia infinita de su orfandad; es la hora del dolor y de la tristeza, pero no es la hora del abatimiento ni de la desesperanza.

            Es cierto que Arizaga, el que durante seis años fue nuestro Caudillo, ya no está con nosotros, pero nos deja su obra, nos queda su ejemplo, nos lega un mandato histórico de inexcusable cumplimiento. Porque fui testigo de su última jornada de trabajo, cuando ya la muerte acechaba, puedo aseguraros que para vosotros y para vuestras familias fue su último pensamiento, plasmado en este mensaje con que nuestro Gerente se despide de esta empresa a la que tanto quiso y tan apasionadamente sirvió:

            “Trabajadores: Al llegar para mí la hora de rendir la vida ante el Altísimo y comparecer ante su inapelable juicio pido a Dios que me acoja benigno a su presencia, pues quise vivir y morir como católico. En el nombre de Cristo me honro, y ha sido mi voluntad constante ser hijo fiel de la Iglesia, en cuyo seno voy a morir. Pido perdón a todos, como de todo corazón perdono a cuantos se declararon mis enemigos, sin que yo los tuviera como tales. Creo y deseo no haber tenido otros que aquellos que lo fueron de Tussam, a la que amo hasta el último momento y a la que prometí servir hasta el último aliento de mi vida, que ya sé próximo.”

            Los enemigos de Tussam son los enemigos de Arizaga, de ahí que consideremos justísima la sanción de nueve meses de empleo y sueldo impuesta por nuestro líder a Gregorio Verdugo, manifiesto integrante y cualificado vocero de la conspiración judeo-masónica izquierdista que ha intentado apoderarse de la empresa, y por extensión, dominar el mundo.