A falta de asuntos más importantes
parece ser que los sindicatos firmantes del mayor retroceso en las condiciones
laborales y económicas de los trabajadores de TUSSAM se reúnen con la Gerencia para tratar
cuestiones que requieren de una gran dosis de capacidad negociadora.
Entre esos asuntos esta la comunicación
de la Gerencia
sobre el proyecto de nuevos carriles bus, eso sí, sin especificar la fecha de
inicio y finalización, compromiso adquirido por el Alcalde a la hora de
ejecutar cualquier medida, así que estamos ante un proyecto que solo esta sobre
el papel, que es donde realmente queda bien las buenas intenciones, aunque
según las informaciones aparecidas no parece ser que se vayan a instalar en zonas
de especial saturación de tráfico. Recordemos que la única medida tomada con
relación a la movilidad ha sido la derogación del Plan Centro, que ha supuesto
el colapso permanente de los accesos por la Alameda y por la Puerta de Osario y la
aglomeración de autobuses en la
Plaza del Duque. Quedamos a la espera de saber el incremento
del empleo en el comercio de la zona que ha supuesto eliminar esta medida
restrictiva, como así manifestaban algunas de las asociaciones de comerciantes.
Otro de los asuntos tratados ha sido la
sustitución de las tazas turcas por váteres convencionales, es decir, los de
toda la vida, cuestión esta de urgente solución, quedando suponemos a definir
en una próxima reunión el color y tamaño, que como siempre será catalogado de acuerdo
histórico, sin precedentes, un hito, un antes y un después, aunque deberían, si
no lo tienen claro, hacer un referéndum, no vaya a ser que después de tan arduo
y laborioso acuerdo no se elija el apropiado para tan ineludible necesidad
fisiológica.
Llegamos a uno de los acuerdos estrella:
la redacción y la impresión del convenio colectivo, también catalogado como
histórico, donde parece ser que se visualizaran de forma clara a todas las
partes, es decir, los expoliadores y los expoliados de sus derechos. Que no
quede duda de quienes son unos y otros, y para añadir más claridad el Gerente
ha solicitado el anagrama de los sindicatos firmantes. Esta medida la apoyamos
sin reservas, debe quedar para siempre los cómplices del mayor expolio a los
trabajadores de TUSSAM, que en el futuro los trabajadores recuerden con
nostalgia aquellos convenios que algunos calificaban de los mil duritos (¡de
subida!) con este” magnífico” convenio del 12% de bajada.
Pero debemos ir más allá porque la
ocasión se lo merece. Se debería realizar una edición especial, de unos cuantos
ejemplares, con tapas de fino cuero de calidad y cosidas sus páginas con
delgado hilo dorado a modo de códice, en letras góticas, de esas que dan
prestigio, con la intención de que un ejemplar de convenio se coloque en un
lugar preeminente en las instalaciones, por ejemplo en el hall de acceso a las
oficinas, eso sí, cubierto por una urna de cristal de buen grosor y
sofisticados sistemas antirrobo dado el carácter histórico del contenido del
convenio.
Del mismo modo sugerimos que anualmente se instituya
un acto de conmemoración de tan feliz
acontecimiento, a modo del 4 de julio americano o 14 de julio francés,
donde se mantenga viva la revolución que ha supuesto retroceder en derechos,
pues las revoluciones no sólo se hacen para avanzar sino también para desandar
lo que durante décadas se consiguió. No debería olvidarse tampoco un pequeño
busto de estilo renacentista del Gerente al lado de tan preciado facsímil y, a
ser posible, un acuerdo que lo nombre como Presidente de Honor del Comité de
Empresa, teniendo en cuenta que ha sido el único que ha convocado en asamblea a
los trabajadores.
Mientras estos son los contenidos de
esas reuniones importantes problemas siguen sin solución. El silencio cómplice
de los sindicalistas, roscofóbicos o no, se hace palpable ante situaciones
inadmisibles. La línea de aeropuerto, la
que más recauda, sigue sin tener mamparas, otrora casus belis de algunos, sin
que se conozcan un programa de actuación para su instalación.
Del
mismo modo los horarios de los servicios en la mayoría de las líneas son
prácticamente irrealizables, sin que por parte de los roscofóbicos se exijan
una modificación de los mismos, quizás porque sus delicadas manos hacen años ya
que no tocan la goma de un volante. Desconocemos desde UGT si quien hace los
horarios ha contemplado la posibilidad de coger viajeros en las paradas,
incluso si conoce que a veces hay que sacar la rampa, si funciona, o solo ha
contemplado salir de una cabecera y llegar a la otra sin detenerse. El fatigoso
sindicalismo de 8 a
15.00 o de 9 a
14.00, de lunes a viernes con sus correspondientes descansos de fines de semana
mantiene el silencio oportuno.
Sigue
sin nombrarse al Representante de los trabajadores en el Consejo de Administración,
un derecho de todos que continua inculcado bajo el paraguas de unos
representantes sindicales que no ven el momento de que este derecho pueda ser
ejercido.
Lo
del vestuario es de acto caricaturesco de una comedia teatral, donde los
damnificados vuelven a ser los trabajadores y la culpa parece ser que es de un
individuo calvo que antes pululaba por TUSSAM.
Este silencio ante asuntos de
envergadura no puede ser casual. ¿Por qué callan los roscofóbicos? ¿Que hay
detrás de este silencio? ¿Hay algo escondido que justifique esta anemia sindical? Algunos escribir,
escriben, es más, hasta hacen revoluciones en papel, o les dicen a otros que la
hagan, pero lo cierto es que problemas de enjundia siguen ahí sin resolución
prevista a corto plazo. Son ellos los representantes de los trabajadores, los
que tienen la legitimidad de las urnas, y las horas sindicales que otorgan las
mismas, para hacer frente y solucionar los graves problemas laborales.
La firma del convenio colectivo supone a
modo de Pax Romana la total pacificación de los que antes reivindicaban
cualquier asunto que afectara a los trabajadores. Aquellos que en 4 años solo
han hecho tres escritos no han visto afectada su actividad sindical. Nada
hacían antes y nada siguen sin hacer. Y los que llegaron a pedir hasta 10 días
de huelga general están esperando que sean otros las que las convoque. Para
justificarse hay quien hace referencia al mundo exterior, a la situación de
otras empresas, curiosamente los mismos que exigen a los sindicatos mayoritarios
contundencia ante los derechos perdidos, pero que en TUSSAM han sido doblegados
por una gerencia que ha conseguido su objetivo.
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