No vamos otra vez a recordar la pérdida de derechos que con los sindicatos representados en el Comité de Empresa se le ha infligido a la plantilla de Tussam, cuestión que permanece en la memoria de todos, pero sí queremos manifestar nuestra posición respecto al corolario de la degradación social que se ha escenificado en el último Consejo de Administración, donde ese supuesto Plan de Saneamiento Económico-Financiero bendice una reducción monumental e irrecuperable del poder adquisitivo de los salarios de todos los trabajadores.
Seguramente algunos de esos sindicatos lo llamaran “responsabilidad”, mientras que en cualquier otro lugar una situación similar la calificarían de “traición a los trabajadores”. Otros quieren llevar la revolución a todo el mundo, pero olvidarse de su propia empresa convirtiéndola en un territorio ajeno a las proclamas rebeldes que en otros ámbitos hacen sus líderes. Y por último, hay otros que nunca dicen nada, que permanecen invisibles e inaudibles como camaleones a la espera de que sean los propios trabajadores los que decidan si aceptan reducir o no sus retribuciones.
Parece ser que las garantías que se exigen para una aceptación formal de este expolio a los trabajadores son dos: primero que el Plan de Saneamiento incremente las aportaciones al presupuesto de la empresa, y en segundo lugar el mantenimiento del empleo y de los derechos de la plantilla.
Respecto al primer punto, es consustancial para el mantenimiento del servicio de transporte urbano que el Ayuntamiento aporte las cantidades necesarias a este fin, es decir, que si se desea mantener el mismo servicio que actualmente se da a los ciudadanos, el Ayuntamiento debe de proveer de los recursos suficientes para ello.
Así se lo exige para nuestra empresa pública el Texto Refundido de la Ley General de Estabilidad Presupuestaria, Real Decreto Legislativo 2/2007 de 28 de diciembre, y el R.D. 1463/2007 por el que se aprueba el reglamento de desarrollo de la Ley 18/2001, de Estabilidad Presupuestaria; en concreto: el Ayuntamiento debe dotar todos los recursos necesarios para que se cubran todos los gastos anuales previstos por Tussam, sin que deba ésta incurrir en pérdidas por aportaciones municipales insuficientes o aportaciones previstas y no realizadas. Por esto, en UGT entendemos que el cumplimiento de la legislación vigente en materia presupuestaria por parte del actual gobierno municipal, no es más loable que el cumplimiento riguroso de sus obligaciones diarias por parte de los trabajadores en los diversos puestos. Lo que nos lleva a no estar de acuerdo con ningún planteamiento del tipo: “a cambio de cumplir el Ayuntamiento sus obligaciones presupuestarias con la empresa, los trabajadores tienen que perder poder adquisitivo”.
El segundo punto hace referencia exclusivamente a los trabajadores. Para mantener el empleo y los derechos de la plantilla parece ser que algunos sindicatos están dispuestos a aceptar una colosal disminución del poder adquisitivo (es curioso que en el lenguaje sindical de alguna organización la palabra recorte se ha sustituido por el eufemismo aportación, a este paso sustituiremos “robo a mano armada” por “aportación de la victima”).
Pero el mantenimiento del empleo no está en juego a día de hoy que sepamos, ya que es un compromiso electoral del Alcalde que se está cumpliendo, ganado a pulso por los compañeros de la Bolsa sin ayuda del Comité de Empresa, siendo previo e independiente al Plan de Saneamiento que hay encima de la mesa. Por otra parte, no hace mucho tiempo, los derechos conquistados se defendían con lucha, sobre todo por lo que costaba los avances en cualquier ámbito.
Ya dijo el Presidente del Gobierno que los recortes se hacen por el bien de España. Y ahora algunos en Tussam justifican los recortes por el bien de la empresa. ¿Veis en ambas afirmaciones alguna similitud? Exacto, el denominador común son los recortes; unos por el bien del país y otros por el bien de la empresa. Debemos recordar en estos momentos los compromisos electorales que adquirió el actual Alcalde con los representantes de los trabajadores durante la campaña electoral. Se comprometió a mantener TUSSAM como empresa pública, a buscar formulas para incrementar el número de viajeros y reducir la frecuencia, a refinanciar la deuda y buscar nuevas fuentes de ingresos y dotar a la Empresa de una Dirección profesional y no política.
Estos son los compromisos que adquirió y que fueron publicados varias veces por los medios de comunicación, aparte de por alguna sección sindical perteneciente al Comité de Empresa, y por ningún lado aparece el expolio en las retribuciones de los trabajadores. Es más, su discurso siempre contenía la afirmación de que los trabajadores no eran responsables de la deuda de la empresa. Luego, ¿si no somos responsables por qué debemos asumir la terrible merma en los ingresos que cada trabajador va a padecer y que afectará a su económica domestica de forma importante?
Es posible que tras este saqueo a la estabilidad económica de las familias que depende de TUSSAM empiece el discurso del miedo. Algunos saldrán diciendo que, o se acepta esto, o no hay salida, justamente el mismo discurso del Gobierno de la nación y por el que la clase trabajadora y estudiantil están mayoritariamente volcada en la lucha. ¿De qué y de quién hay que salvar la empresa?
Como ya hemos dicho, UGT está de acuerdo con la moderación salarial teniendo en cuenta el contexto social actual, pero no con más pérdidas de poder adquisitivo, ni asumimos sindicalmente los recortes en Derechos y Salarios de estos últimos tres años. Todo ello, teniendo en cuenta también la subida de gravamen en el IRPF establecida para los próximos dos años. Estamos de acuerdo con la idea de prestar un servicio de calidad, lo más eficiente posible y de funcionar con más eficacia, pero no con más recortes (perdón, más aportaciones).
Llevamos varios meses proponiendo públicamente al resto de organizaciones sindicales la convocatoria de una Asamblea General de Trabajadores, haciendo caso omiso los mismos a dicha propuesta. Entendemos legítimas y necesarias las asambleas de afiliados celebradas, pero no son suficiente, por las siguientes razones entre otras:
En primer lugar, impiden el careo público entre dirigentes de diferentes sindicatos. Nada como la presencia de otro dirigente sindical, para que uno no cuente películas de ciencia ficción, y puedan vislumbrar de esta forma los trabajadores el grado de verdad y de compromiso del discurso de cada dirigente.
En segundo lugar, los sindicatos con representación en el Comité de Empresa están negociando (por llamarlo de alguna manera) para toda la plantilla, no para sus afiliados nadas más. Por consiguiente, deben informar con transparencia y rendir cuentas ante TODOS los trabajadores.
En tercer lugar, porque una pluralidad de diferentes posiciones sindicales puede romper una unidad de acción esencial, que tiene que existir necesariamente para enfrentar problemas de envergadura con ciertas posibilidades de éxito. Y estamos en puertas de presenciar, por desgracia, el mayor ataque perpetrado en la historia contra los salarios reales de los trabajadores de Tussam, con el gravísimo consentimiento del actual Comité de Empresa.
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