Nada se consigue sin esfuerzo, unas veces basta el sacrificio individual, otras es necesario la unión colectiva de personas para que los menos, esos grandes lobbies que se esconden tras las grandes corporaciones financieras y empresariales y sus partidos políticos conservadores, se percaten de la imposibilidad de hacer retroceder a la clase trabajadora a periodos temporales en los que las condiciones de trabajo era la causa de miles de fallecimientos anuales, de paupérrimas condiciones de vida, de alta mortandad infantil entre los hijos de las trabajadoras como consecuencia de una insuficiente alimentación.
Mañana es un día de lucha, de reivindicar nuestro protagonismo en la sociedad, de alzar la voz diciendo que no puede ser prospero un país si sus trabajadores y trabajadoras no tienen derechos. Mañana debemos ser un todo ante la vuelta a un modelo laboral basado en la desprotección y la desigualdad. Mañana debemos recordar a nuestros padres, trabajadores también, que lucharon para que nosotros pudiéramos tener aquello que ellos no tuvieron.
Mañana es el día que tenemos la obligación de defender ese patrimonio que nos dejaron y que tenemos la obligación de dejar a nuestros hijos. Hijos que quizás algún día nos pregunten por qué no defendimos los derechos que nos legaron sus abuelos. Quizás también nos pregunten si estuvimos allí, si nos movilizamos lo suficiente, o preferimos estar viendo cómodamente en el sofá del salón a otros que sí que estaban.
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