Después de leer con detalle la PROPUESTA SOBRE CONVENIO COLECTIVO, PLAN DE ESTABILIDAD Y PLAN DE EMPLEO presentada por los sindicatos representados en el Comité de Empresa, nos asaltan tantas ideas que este escrito podría tener más de 10 páginas. Evidentemente esto no es posible, por lo que debemos realizar un arduo esfuerzo para sintetizar lo que creemos más relevante para que cada trabajador forme su propia opinión.
1) Lógicamente estamos de acuerdo con todo lo que signifique avances sociales, aumento en el número de licencias, mejora de la calidad de vida del trabajador generada por cambios en la organización, etc. Aunque el trecho que nos separa en el capítulo social, con respecto a los convenios colectivos del resto de empresas públicas municipales y al Estatuto Básico del Empleado Público, es todavía largo; siempre es bienvenido este pequeño avance que intenta maquillar el verdadero drama del acuerdo en su globalidad, que no es más, como expondremos en el siguiente punto, que la devaluación absoluta de los salarios.
2) Pérdida de poder adquisitivo. Durante los 7 años de vigencia del convenio colectivo, desde el 1 de enero de 2010 hasta el 31 de diciembre de 2016, hemos estimado una pérdida de poder adquisitivo aproximadamente del 12 % para un trabajador que cobrara en 2009 un importe bruto anual de 30.000 euros. Incluyendo en el cálculo todo: devoluciones del recorte salarial, subidas lineales futuras, etc. Es el primer Comité de Empresa, en la ya larga historia sindical de Tussam, que ha sido capaz de firmar un acuerdo de convenio colectivo regresivo en materia salarial (sin estar en juego el empleo), traicionando la memoria y el legado de decenas de compañeros que lucharon con sacrificio personal en diferentes organizaciones sindicales.
¡Pero todavía es peor!. No solo la merma de poder adquisitivo es del 12% de media, sino que los trabajadores que más ganan sufren una pérdida de poder adquisitivo menor, y los que menos ganan una pérdida mayor. Es decir, el recorte pactado no es progresivo, ni siquiera proporcional, sino regresivo. Hecho tremendamente insolidario, antisindical, indignante e insólito en España: el recorte salarial infligido en 2010 a los funcionarios y personal laboral fue un 5% de media, siendo en los sueldos inferiores de un 0,75%.
3) Plan de Empleo. Para intentar justificar lo injustificable los cuatro sindicatos del Comité de Empresa nos presentan el Plan de Empleo junto con el Plan de Estabilidad, como si el Plan de Empleo fuera producto de una ardua negociación por parte de los mismos. Bien saben los compañeros de la Bolsa, y así lo ha comentado alguno con nosotros, que su futuro laboral se lo ganaron a pulso sin ayuda del Comité, y que dicho Plan de Empleo es previo e independiente del Plan de Estabilidad. Es un compromiso electoral del Alcalde que se está medianamente cumpliendo y así se lo vamos a seguir reconociendo desde UGT. Por nuestra parte, manifestar una vez más lo que le dijimos en Gerente en la primera reunión: solo aceptaríamos disminuciones puntuales del poder adquisitivo de la plantilla para crear más puestos trabajo.
4) Asamblea General de Trabajadores. ¿Tiene un trabajador afiliado o no a un sindicato derecho a la celebración de una Asamblea General, en la que pueda escuchar las opiniones personales y públicas de los miembros del Comité de Empresa de diferentes organizaciones sindicales, las opiniones de otros compañeros, e intervenir si lo desea, votar para mandatar directrices, etc.; cuando se está negociando un convenio colectivo histórico por lo negativo? Pues, para los cuatros sindicatos del Comité NO tiene derecho.
5) Garantías laborales. Desde la aprobación de la Reforma Laboral por parte del Gobierno conservador de España los convenios colectivos son casi papel mojado. Se han generalizado tanto las causas objetivas, que de forma unilateral el empresario se puede descolgar con facilidad (y legalmente) de lo pactado en convenio con la representación de los trabajadores. Por tanto, y sin ser nosotros expertos jurídicos, todas las garantías que contiene el acuerdo de convenio de no aplicación de la Reforma Laboral, o de otra ley que nos afecte, valen de poco desde un punto de vista legal.
Verbigracia, si la Dirección de la empresa no nos devuelve el nimio porcentaje de dinero que manifiesta en el acuerdo que nos va a devolver, alegando como causa objetiva 9 meses de pérdidas/bajada de ingresos, o insuficiencia presupuestaria; nos tememos que no podremos defender nuestros derechos en los tribunales de lo social. Ahora más que nunca, y mientras que no consigamos que se modifique la Reforma Laboral, el carácter público de la empresa, el cumplimiento del convenio, dependen de la voluntad política del Gobierno Municipal, de la totalidad de la plantilla y de un Comité de Empresa potente, capaz de hacer de contrapeso de forma eficaz. No es el caso del actual, con algunos de sus miembros prestando más atención a sus liberaciones perpetuas que a resolver los problemas laborales.
6) En el escrito repartido por las cuatro secciones sindicales, incluida CCOO, nos acusan de forma tácita de estar dirigido por políticos. Cuando no hay argumentos para contrarrestar la crítica fundada se intenta deslegitimar al que la realiza. Algo parecido han sufrido tanto UGT como CCOO a nivel estatal, una deslegitimación sistemática y destructiva por sectores políticos y mediáticos de derecha, que incapaces de defender con razonamientos una Reforma Laboral que traslada las relaciones laborales al siglo XIX, han atacado a los dos sindicatos afirmando que “están dirigidos por el PSOE” o “la Huelga General es política”.
Decimos, y seguiremos diciendo, que la bajada de salarios que realizó el gobierno socialista era un ataque a la clase trabajadora. Decimos, y seguiremos diciendo, que los personajes que pasaron por TUSSAM de manos de un gobierno socialista han sido los más nefastos de toda nuestra historia como empresa.
Pero igualmente decimos que aquellos que razonablemente criticaron el recorte de salarios de un 5% del gobierno socialista, ahora pactan la reducción de los nuestros en un 12% y además de forma regresiva, es decir, pagan más los que menos ganan.
Han escrito que aquellos que critiquen el documento seguramente no tienen alternativas, pero la alternativa es la que los trabajadores hubieran decidido en una Asamblea General con sus aportaciones. Han hurtado esa posibilidad, es decir, la libertad de expresión del conjunto de los trabajadores de TUSSAM y ha tenido que ser el propio Gerente, algo insólito, quien dé la cara ante los trabajadores para explicar las líneas maestras y los objetivos de la empresa, mientras ellos han permanecido en silencio sin dar la cara ante todos.
UGT se ha posicionado claramente en contra de este acuerdo. Algunos nos llamaran demagógicos, posiblemente aquellos que menos convenios han firmado en TUSSAM, y entonces, cuando ellos lo hacían, no era demagogia. Otros volverán a decir, eso sí sin pruebas, que la mano negra del PSOE está detrás de nuestra decisión. Pero la actual UGT-TUSSAM no le debe nada a nadie, ni tiene mochilas a sus espaldas, por eso libremente se manifiesta contraria al acuerdo, tan legítimo como aquellos que están a favor.